jueves, 18 de agosto de 2016

Rompiendo cadenas

Lo peor que nos puede ocurrir no es haber vivido algo que consideramos terrible, sino encadenarnos a ese pasado y negarnos a superarlo.
Una mala experiencia, no es lo que nos define.

Muchas personas pueden pasar amargadas el resto de sus vidas por una vivencia que los haya marcado de forma negativa, dándole el poder eterno a esa circunstancia de fastidiarle la vida. Logrando de esta forma encadenarse a un pasado, que si bien pudo habernos marcado en un momento determinado, al cual no le dan la oportunidad de sanar las heridas.

La vida siempre va a contener malos momentos, malas experiencias, malos capítulos, inclusive medio libro que bien valdría la pena borrar, pero por fortuna o por desgracia no tenemos el poder de cambiar el pasado, pero definitivamente sí tenemos el poder de cambiar nuestro presente y con él definir nuestro futuro.

No sirve de nada desperdiciar lo poco o mucho que nos queda de vida haciéndonos mal con algo que nos ocurrió. La única alternativa que tenemos para dejar el sufrimiento atrás es decidir sanar aunque sea difícil y nos lleve tiempo.

Cuando nos vemos expuestos a heridas, debemos aceptar que la herida está, pero también debemos recordar que si están, es porque fuimos más fuertes que la hoja que las causó y seguimos vivos.

Una vez logramos aceptar esto podemos empezar a sanar la herida por medio del perdón tanto a la causa como a nosotros mismos, las heridas dejarán de sangrar y lo que ayer dolía, hoy solo es un sentimiento que un día ya no dolerá lo más mínimo y podremos comenzar de nuevo, con una nueva vida, una nueva cicatriz y una nueva visión de quienes somos y lo que podemos hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario