Cuando las cosas nos provocan dolor o sufrimiento nunca las entendemos, lloramos, maldecimos y buscamos un por qué que la mayoría de las veces no es el que queremos.
¿Por qué nos pasan las cosas? Porque tenemos algo que aprender, ni más, ni menos.
Cuando todo el dolor se pasa debemos analizar fríamente qué hemos aprendido de esa situación, que lección nos llevamos (aunque sea mínima), si no aprendemos nada, la situación se repetirá aunque cambien algunos elementos, hasta que aprendamos todo lo que tenemos que aprender.
El aprendizaje es cambio y el cambio es doloroso al principio, confuso en el medio y maravilloso al final.
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