miércoles, 7 de septiembre de 2016

Adios

Hoy nuestra familia ha perdido a un miembro muy querido
Tengo tantos sentimientos encontrados, que apenas puedo preguntarme por donde debería empezar cuando se trata de decirte adiós.
Compartí muchos momentos contigo, instantes que se van a quedar en mi corazón para siempre, a pesar de que sé que lo nuestro ha llegado hasta aquí y te has tenido que marchar.
No te voy a negar que me duele, porque una parte de mí sigue estando donde tú te encuentras.
Pero estoy consciente también de que las cosas han cambiado enormemente y que tenemos que tomar caminos separados
Algún día nos volveremos a encontrar y nos miraremos con cariño.

Todavía recuerdo la primera vez que te vi, todo escuchimizado y con las heridas de guerra que un desalmado te había dejado.
Aun así tuviste fe en la humanidad, y en nuestra familia.
Te dejaste coger, acariciar, mimar, alimentar y en poco tiempo te hiciste un miembro indispensable de esta familia.
Recuerdo cuando me esperabas en la puerta al llegar del trabajo y como me acompañabas a dormir.
Por desgracia un millón de lagrimas, no pueden hacer que vuelvas, lo sé porque he llorado hasta quedarme sin ellas.

No he podido volver a mirarte y aunque suene duro es lo mejor porque me perdería en el color de tus ojos, y no sería capaz de dejarte ir aunque fuera lo mejor para ti.

No me quedo vacía, me llevo tus lenguetazos, tus cabezazos y algún que otro arañazo.
Todo eso me llevo para guardarlo como un tesoro bien dentro de mi corazón.
No he podido vivir el último día a tu lado pero estaba ahí, rezando porque pudieras seguir con nosotros.

Me quedo con que no has sufrido, y que estés donde estés brillarás con luz propia.
Lo único que duele más que decirte adiós es no haber tenido la ocasión de haberme despedido de ti.

Echaré de menos cada día tu presencia, tu ronroneo y tus golpes de cabeza para que te diéramos mimos.

Te echare de menos a ti.

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