lunes, 6 de abril de 2020

amor propio


Tengo claro que en mi vida merezco ser amada con lo que ello representa: amor, respeto y valor, no por ello soy egoísta.

No soy egoísta por quererme a mi misma, por respetarme o por valorarme, ya que si no se quererme a mi misma nunca podre querer a otro.

El amor que reconoce y valora me ofrece raíces para crecer y me amarra al mundo para que poder crecer en armonía

Todos merecemos ser queridos por una familia, nuestras amistades y sin duda por una pareja que sea capaz de darnos un amor consciente, maduro y reciproco.

Mi amor propio es el que me dice cómo merezco ser amada, sin lágrimas, con palabras sinceras con cercanía y complicidad, con respeto hacia mi persona. mis palabras, mis decisiones o incluso mi espacio.
También es quien me recuerda mi valor por lo que hago, por lo que soy, por lo que me gusta o quiero.

Valoro a las personas y les doy su posición en el mundo, las reconozco, las respeto y les doy voz y voto, esa es la única manera que conozco de dar amor

No olvido que amar es un acto de libertad y de expresión personal que nos hace grandes, y que todos merecemos experimentar, y que si quiero ser amada tengo que tener la capacidad de amar.

domingo, 5 de abril de 2020

LUCHADORA

Una verdadera luchadora no es la que siempre gana, sino la que nunca se rinde

Es la que persigue sus sueños, trabaja por lo que quiere, la luchadora que prefiere secarse las lágrimas y sonreír.

Ella es capaz de transformar las mayores dificultades de la vida, en grandiosas oportunidades para reinventarse, para elevarse, para cambiar el rumbo y para impulsarse.

Hay una gran diferencia entre rendirnos y aceptar cuándo no podemos hacer nada más, cuando aceptamos estamos soltando aquello que nos mantiene atados, es liberador, mientras que rendirnos nos deja el mal sabor de la derrota, la sensación de haber podido dar más, de que de solo nosotros dependen los resultados y decidimos sencillamente no dar más.

Muchas veces no sabemos de lo que somos capaces hasta que nos encontramos situaciones que nos ponen a prueba, que sacan de nuestro interior el coraje necesario que requiere la situación.
Con esto aprendemos lo que nos motiva, nos duele y lo que nos hace caer.

Pero hay que saber agarrar la ola, para entender la diferencia entre rendirse y seguir nadando.
No sabemos cuándo el mar se calmara o cuando decidiremos salir de el, lo que sí es seguro es que saldremos más fuertes, más humildes y más sabios.

A veces tenemos que dejar que todo fluya, solo observando, pero atentos a la oportunidad de nadar,  flotar sobre las adversidades  Eso no nos hace más débiles, nos refuerza o pedir ayuda en nuestra lucha.

La persona luchadora es aquella que tiene la capacidad de caer y levantarse con mucha más fuerza.